Cory Pass, una ruta dura pero inolvidable

Después de pasarnos por la oficina de turismo de Banff y preguntar cuales son los caminos más tralleros (somos así de chulitos), nos decidimos a hacer el Cory Loop. Según los mapas, es una de las rutas más exigentes del parque (tampoco es para tanto, aquí todo está pensado y medido para gordos). Es un paso entre dos picos que pinta bien; una vuelta que no llega a los 14 km. Y con un desnivel de unos 1000 m. aprox.

La verdad es que la ruta empieza bien porque tras andar escasamente diez o quince minutos vemos una familia de osos en el bosque. Éstos, entre que están lejos y que no somos biólogos (como la Obregón), no sabemos de que especie son. Negros seguro que no, así que probablemente serán grises. Tal vez el esquivo Grizzly?


Hagan sus apuestas!

Seguimos andando y de pronto esto empieza a subir. Joder si sube! La verdad es que empezamos a ascender por una ladera muy empinada durante una hora más o menos. Es como subir escalones de 50 cm. continuamente. En estos momentos es cuando menos se disfruta del paisaje…vamos, que podríamos tener un Tiranosaurus Rex a escasos metros y no nos daríamos ni cuenta! Entre ir sudando como cerdos y maldiciendo la madre que parió a las Rocosas llegamos a un trozo donde el camino parece que da un respiro (al menos momentáneamente).

Aunque luego seguimos ascendiendo, la cosa ya cambia porque esta ladera es más “disfrutable”. Además, se empieza a divisar perfectamente el paso entre los dos picos con lo cual, si tienes a la vista el objetivo, es más fácil seguir andando.


Comparado con la primera parte de la ascensión (que por no hacer, no hicimos ni fotos), esto es gloria. Pero al cabo de un rato el tema se vuelve a poner peleón.


Después de otra buena sudadita por fín llegamos a la cima! Aquí, el paisaje ha cambiado: ya no hay arbolitos, ni arbustos, ni plantas, ni osos ni nada…sólo algo de nieve y ya. No me extraña que no haya nada, como no chupes los líquenes de las rocas no se de que narices te debes alimentar por aquí.



Yo no piso nieve cada mes de julio...

Como siempre, las vistas merecen la pena. Las ascensiones son durillas pero una vez llegas arriba todo se te pasa. Supongo que cuando debes llegar a la cima del Everest te debe pasar lo mismo, sólo que hay una pequeña diferencia: yo tengo la camiseta empapada y a ellos se les cae el meñique del pie derecho.


¿Se os ocurre algún sitio más bonito para hacer un picnic?

Calculamos que el paso estaba a unos 2.300 m. sobre el nivel del mar. Con un equipo de escalada se llegaría a la cima fácil, pero el sendero ya no nos permite seguir andando así que iniciamos el descenso. Y aunque el esfuerzo no es el mismo que al ascender, hay que ir con mucho cuidado al bajar por piedra.


En algún momento del descenso, nos despistamos un poco, pero enseguida encontramos otra vez el camino correcto. La bajada también es bastante espectacular.


Cada vez dejamos más lejos los picos pero también el viento gélido de arriba, lo cual se agradece…y otra vez entramos en el bosque.


Finalmente llegamos a nuestro motorizado hogar, donde tras una ducha tan caliente como fría está la cerveza con la que acabamos brindando, una sensación de satisfacción recorre nuestros cansados cuerpos.

La casualidad hizo que al dia siguiente, desde un mirador, nos encontrásemos en un punto perfecto para ver el Cory Pass (nuestra caminata) desde una perspectiva totalmente distinta. Lo que hicimos fue pasar entre los dos picos que se ven en la foto, algo más arriba de la hendidura enorme que se ve.


Salud y besos

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