Montreal...una bonita guinda


Montreal es nuestra última escala en estas grandes vacaciones que nos estamos metiendo entre pecho y espalda. Nos la habían descrito cómo la mezcla perfecta entre una ciudad medio estadounidense y medio europea. La descripción nos ha parecido de lo más acertada ahora que la conocemos, pero lo que no nos habían dicho es lo de puta madre que es!

Hemos encontrado una urbe acogedora, dinámica y muy apetecible de visitar por una larga temporada (nos hemos echado cv's en ningún lado aunque poco ha faltado). De unas dimensiones perfectas para recorrer casi exclusivamente a pie, se nos ha revelado como una ciudad culturalmente muy diversa y entretenida.

Nuestro backpacker estaba situado entre el Quartier Latin (Barrio Latino, o sea, follón) - Plateau Mont-Royal (una especie de Gràcia/Born) ideal para pasear "tiendear" y cervecear. Pero realmente, todas las zonas de la ciudad (Montreal viejo, el omnipresente Downtown o subir al Mont Royal) valen mucho la pena. También hay las fiestas del Gay Pride - Montreal es muy gay-friendly - y eso también ha contribuido a acabar de darle colorido a todo plegado.

Nuestra fortuna con el clima ha continuado y solamente el día que llegamos nos llovió un poco, pero enseguida paró y nuestros planes no se vieron alterados en ningún momento. Lo que fue realmente importante porque teníamos muchos! Hemos querido aprovechar hasta el último momento y así lo hemos hecho gracias a que nuestras respectivas Visas llega con un agüero a Barcelona...

Aquí van unas fotillos:















De lo más diverso verdad?

Como buenos aficionados al motor también hemos hecho una visita al circuito Gilles Villeneuve (donde se celebra el GP de Canadá y afortunadamente no hacía mismo tiempo que el día del GP). Es como cualquier otro circuito pero con la peculiaridad que se puede entrar en él y "circular". Se puede ir a correr, en bici, patines o en coche. Otra demostración de lo extremadamente civilizados que son los canadienses, ya que me gustaría ver un circuito de por aquí que tuviera entrada libre...se oirían los chirridos de neumáticos desde el parking (donde también se harían otros) y habría atropellos al más puro estilo Carmaggedon. Así que cogimos unas bicis y sin neumático de calificación ni esperanzas de hacer ninguna pole, a verlo hemos ido.



También hemos conocido la faceta nocturna de Montreal (como no!) y está totalmente al nivel de lo que ofrece de día: locales para todos los gustos y gente de lo más diversa. Hemos ido a sitios de lo más distintos entre ellos: desde un antro gótico dónde el collar de perro era la vestimenta más utilizada, un bar cutre con un conciertillo (folkillo-noño-disfrutable) y un buen garito donde hacer un poco el cluber (de pacotilla). Y como buenas aves nocturnas que somos, damos nuestra certificación de que en esta ciudad, el que quiera divertiste lo hará hasta donde él mismo quiera. Muy muy recomendable.

Aunque no olvidemos que nuestra valoración tan positiva también se ve motivada porque el tiempo nos ha acompañado ya que imagino que aquí debe nevar 6 meses al año y todos los pros que ofrece la ciudad, quedan bastante rebajados.

Ahora, después de hacer un brunch al más puro estilo Carrie Bradshaw (local pijo, terraza feng-shui, etc) nos dirigimos al aeropuerto para emprender el camino de vuelta a casa. Con la mismas ganas con las que los cerdos van al matadero, hemos re-hecho las maletas por enésima vez y hemos cogido el enésisisimo shuttle sólo que este tenía un destino distinto: nuestra vida diaria.

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