Que lo cuelguen!

Al que escribió el capítulo de Banff del Lonely Planet lo tendrían que colgar de las pelotas en un ventilador que fuera muuuuuuy deprisa.

El cabrón puso que la vida nocturna de aquí era una de las más animadas del país y claro…pues había que salir. Nueve de cada diez médicos recomiendan pegarse una buena farra cuando uno está enfermo no? Pues sí, todo se cura y a los hechos me remito.

A lo que iba; acabamos entrando en una cutre-disco memorable. Estaba medio vacía y con varios (pocos) grupúsculos de gente de lo más lamentable.

Unos iankis desparramando de lo lindo. Uno de ellos iba sin camiseta – y con mocasines-, marcando unos pectorales que no tenía, por en medio de la pista de baile. Y lo más fuerte es que había un grupo de mujeres que le hacían caso! Éstas, con más muñeca que yo pantorrilla, debía hacer 9 años que no probaban más lechuga que la que te ponen en los Whoppers. Pero el whisky lo iban probando continuamente, eso sí. El resto de la clientela estaba a la altura de las circunstancias.

Encima, las camareras del local iban vestidas de cabareteras-picantonas, y esto siendo amable. Al menos estaban muy buenas y nos alegramos la vista un rato.

Como podéis imaginar, todo junto daba lugar a un mix de lo más trash que yo haya visto nunca en un local nocturno. Eso sí, nos pegamos unas buenas risas y el efecto sobre el sistema inmunológico de Alex fue el deseado.

Salud

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