Otra vez con estas pintas


Antes de dirigirnos a Montreal, que será nuestra última escala de este gran viaje, hemos decidido visitar Tadoussac.

Se trata de un pequeño enclave en el Golfo de San Lorenzo, el estuario más grande del mundo. Debido a las condiciones del agua y la latitud, tiene una población de cetáceos enorme así que, oyendo al Félix Rodríguez De La Fuente (estrellada) que llevamos dentro, hemos cogido un bus y allí nos hemos plantado.

Durante el trayecto, nos hemos dado cuenta que a medida que te alejas de la Ciudad Vieja de Quebec, la cosa va pareciéndose más a la parte occidental del país. O sea, que no son tan diferentes después de todo aunque el inglés lo hablen a regañadientes!


Este tio no tiene cara de acordarse que en menos de una semana está otra vez curando...

El “pueblo” en sí no tiene nada, a parte de que de él salen todos los barcos para avistar a estos enoooormes mamiferos. Lo curioso, es que para acceder a Tadoussac, vas por una carretera y de pronto has de coger un ferry para continuar (para cuando un puente?). Pero bueno, la corta espera en el bus se ve recompensada, ya que como dice la guía, los cetáceos se ven desde la orilla. Lo que pasa es que desde la orilla no ves más que alguna Beluga suelta y en la Zodiac viene lo bueno de verdad.
El avistamiento ha estado a la altura de lo que se esperaba: muchas clases distintas de ballenas y algunas muy muy cerca. Como sabíamos a lo que íbamos, buscamos la compañía que tenía las Zodiacs más pequeñas y la que saliera más tarde (al atardecer estos monstruitos están más activos.

Aquí van unas foticos:


Juro que de cerca se ve inmenso...y hay que pensar que el para respirar (como en la foto) no sacan más de un 10 % del cuerpo fuera así que el otro 90 % no debe ser pequeño justamente. Un día conseguiré meterme en el agua en una situación así...palabra!


Esto es la aleta de un rorcual común, el segundo bicho más grande del mundo.

Y aquí cuelgo un video donde se puede oír los resoplidos. Imaginad si estaban cerca que en una ocasión, nos mojamos con el agua que suelta por la "fosa nasal" de la cabeza!



La parejita feliz!


El alojamiento (aunque tremendamente barato) tenía un halo hippie, pero muy de postín, aunque yo he dormido bastante bien. La gente que trabajaba en el lugar era una amalgama de gente mayor pero muy petaos y los demás eran voy-descalzo-porque-se-liga-más.

A pesar de eso, ha resultado una visita de lo más curiosa. Aunque yo, debido a que mi constipado sigue coleando más de lo esperado, he estado algo cansado y no en plena forma.

Esperando llegar a Montreal en plenitud de facultades (seguro que sí) vamos en autobús dándonos cuenta de que esto ya se acaba…mierda…como decía Mafalda: que pare el mundo que me quiero bajar!

Bueno, siempre nos quedarán los recuerdos de momentos tan plácidos como este



Salut

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